Ya bastante complicada es la vida como para que, además, existiera la voz omnipresente de una narradora describiendo nuestros movimientos, manías y obsesiones. Eso es lo que le pasa a Harold, un auditor del ISR que, para colmo, descubre no ser otra cosa que un aburrido personaje de una novela y que, la escritora que está desarrollando su historia, está a punto de matarlo.Esta película no deja de ser una comedia romántica más, pero el gran mérito del guión es que cuenta la misma anécdota de siempre de manera por demás original y muy divertida.
Lo mejor de la cinta son Dustin Hoffman y Emma Thompson. El primero hace el papel del Profesor Jules Hilbert, especialista en teoría literaria, quien ayuda a Harold (Will Farrel) a deducir que su vida es un drama (y no una comedia) por medio de un método heterodoxo: Will tiene que dejar de actuar para evitar que la trama avance y así hacer que ésta lo encuentre a él. La segunda es la neurótica novelista especialista en sangrientos dramas que sufre una crisis por no saber cómo matar al protagonista de su relato, que es tan buena persona.
Si bien no es una gran película, sí es la mejor sorpresa que me he llevado de una segunda opción (porque ya no había boletos para la que originalmente iba a ver).
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