Grizzly Man

Timothy Treadwell estaba loco. No hay otra explicación. Nadie se acerca tanto y repetidamente a un oso Grizzly a menos que esté fuera de sí. Por eso digo que es el caso. Si me preguntan, yo creo que era un gay reprimido. De hecho entre las cintas que encontraron tiene un monólogo acerca de su preferencia sexual; insiste demasiado en que le gustan las mujeres, pero hay algo no sólo en su voz, sino también en su arreglo físico y en sus actitudes, que muestran lo opuesto. Como sea, su locura dejó algo hermoso, que son esas tomas en video que Werner Herzog recopiló en un documental junto con entrevistas a gente que conoció a Tim. Otra bola de loquitos, hay que decirlo. El final no es una sorpresa, pero cómo se llega a él sí. Son escenas realmente valiosas acompañadas de una reflexiva narración hecha por el director del proyecto. Una gran alternativa a los programas del Discovery Channel.

300- Prepare for glory!

Sin más datos que el 300 era el número mítico de guerreros espartanos y con la única referencia de que estaba basada en un cómic de Frank Miller, creador de Sin City (que no me emociona demasiado), fui a ver 300. Visualmente me pareció muy atractiva, las actuaciones bien, los personajes fabulosos (sobretodo los monstruos que llevaban los persas como armas y Jerjes, o Xerxes, espectacular, aunque estaba tan maquillado que parecía que iba a "salir del clóset" en cualquier momento). Un gran fan del cómic me dijo que la película era muy fiel a los gráficos, por lo cual vale la pena. Está un poco larga pero entretenida. Al final, divierte.

Los infiltrados (The Departed)

Aunque no me guste, he de confesarlo: antes de esta, no había visto más que 3 películas de Scorsese, pero todas me habían parecido magníficas. Taxi Driver, Cape Fear y The last temptation of Christ me impactaron considerablemente en su momento. Su contribución en New York Stories me fue indiferente (y es que ahí, por supuesto, la mejor parte es la que hizo Woody Allen). De The Departed no esperaba mucho, de hecho me daba un poco de flojera verla. A mí, eso de las historias de intrigas policiacas no me emociona. Al final, pasé un buen rato. El largometraje es un complejísimo ejercicio de dirección con un gran resultado. Si a alguien se le permite este alarde de maestría manejando los paralelismos y simetrías, es a Scorsese. Además, las actuaciones son magistrales; se realizó un excelente casting con una excepción en el caso de Madelaine (Vera Farmiga), la horrenda psicóloga, promiscua y poco profesional que, aunque poco memorable, tenía un papel indispensable al ser la conexión sentimental entre Collin Sullivan (Matt Damon) y Billy costigan (Leonardo di Caprio). La interpretación del jefe de la mafia irlandesa, Frank Costello, no me la puedo imaginar con otro que no fuera Jack Nicholson. Martin Sheen, Mark Walbergh, Alec Baldwin y Matt Damon, todos muy bien, pero a mi gusto el que se lleva la película es Leonardo di Caprio. Hay que aceptarlo, a pesar de Titanic, el muchacho resultó un gran actor. Después de verla me comentaron que esta historia es un remake de una cinta china, Infernal Affairs, la cual se adentra más en el asunto de la identidad y la esquizofrenia. Esa sí que me gustaría verla.

Lo calladito es lo que está de moda

O quizás es que ya estoy vieja, pero de pronto me pareció que la declaración que hacía el título de su primer disco es lo que este dueto noruego ha puesto de moda. Sus dos presentaciones en el Poliforum Cultural Siqueiros estuvieron abarrotadas de fanáticos que ardían en deseos por verlos en vivo. "This is going to be a quiet night", declaró Erlend Øye después de haber interpretado un par de canciones con Erik Glambeck Boe... y sí que lo fue, y no necesitamos tamborazos para salir muy contentos de ahí. Si pensé que cuando tocaron Homesick ya podía darme por bien servirda, lo mejor fue cuando subieron al escenario un alemán y un italiano que los acompañaron con un violín y un bajo para las canciones más moviditas. Entonces tocaron rolas como Stay out of trouble, Know How y Misread. Cerraron con broche de oro como bien se podía esperar con I'd better dance with you than talk to you y en el encore salió únicamente a deleitarnos con una fabulosa versión de Corcovado. Quizás se podría calificar como una noche que disfrutamos los nuevos adultos contemporáneos y las parejitas enamoradas, pero qué bien estuvo.

Usted está aquí... en la Condesa

Una serie de lo que se ha denominado "intervenciones ciudadanas" invadieron dos parques. ¿Cuáles? El España y el México. La intención es llevar el arte fuera de los espacios establecidos y romper convenciones. Todo junto se llama Usted está aquí. Si bien este tipo de manifestaciones ya se han visto en muchas otras ciudades del mundo (inclusive aquí con la exposición de las vacas), lo criticable no es que lo intenten hacer también en el DF, sino que todo suceda en la colonia obvia. Si tanto quieren llevar el arte a la gente que no va a los museos, bien podrían extenderse en la mancha urbana. Además muchas de las instalaciones son sosas y poco provocativas. Aunque me gustaría destrozarlas una por una, decidí que es mejor no meterse personalmente con nadie y prefiero alabar la que me parece la más interesante: "No todo lo verde es ecológico", de Betsabée Romero, misma que podemos observar en la foto a la izquierda.

The Whitest Boy Alive en vivo

La cita era a las 9 pm en el Carranza. Ahí vamos. Tarde, y en taxi para no batallar con los franeleros, ya que no soporto que exijan 50 pesos por cuidar el coche estacionado en la calle, que es de todos. Llegamos y sospechosamente no había nadie. Cambiaron la sede del evento. Recordé haber escuchado algo en el radio, pero nunca registré que hablaban de ese concierto. Al Pasagüero. Como si fuera poco que ése es un pésimo foro para conciertos, la organización de Smart Ticket, como siempre, fatal. Cola para recoger los boletos que era la misma que para comprar. Un letrero improvisado que se caía porque no tenía ni cinta adhesiva anunciaba que ahí era la "Taquilla". Creo que las comillas le iban bien porque no podía ser más hechiza. Después, a hacer otra cola larguísima para entrar. Por fin estábamos dentro. Eran las 9,40. No sé cuánto tiempo pasó para que empezaran a tocar... pero no eran Erlend Øye, Daniel Nentwig y Sebastian Maschat. Se trataba de aproximadamente 8 idiotas que nada más hacían bola en el escenario y "cantaban" y "tocaban" (otra vez, las comillas tienen su razón de estar ahí) en el afán por tontear que hacen todos los escuinclillos provincianos que llegan a México sedientos de fama. Un Teni, averigüé más tarde que se llamaban y juré que me aprendería el nombre para no volver a cometer la tontería de llegar temprano a un evento en el que ellos abrieran. ¿Quién decide que esa calidad de grupete junto con el otro que se hace llamar Hello Seahorse abrirían para un grupo tan exquisito como The Whitest Boy Alive? Lo bueno es que valió la pena esperar. Escuchar la voz de Erlend en vivo es una delicia, recordé la vez que estuvo de DJ (y cantó) en el Ixchel. Además se ve que ellos lo disfrutaron muchísimo. En cuanto subieron al escenario, empezaron a tomar fotos de los asistentes. Seguro llegan con ellas a Bergen y a Berlin a enseñárselas a sus amigos para que les crean que, en México, son bien famosos. Me imaginé que la anécdota se acompañaría de comentarios como "y no usan sombreros" o "y vieras qué bien cantan en inglés". Tocaron varias canciones que no vienen en el disco, hubo un par de homenajes a Daft Punk y la ejecución en vivo es sorprendente. Eso siempre se agradece, pues no hay nada peor que ir a ver a un grupo y sentir que se está escuchando el disco pero con un montón de desconocidos cantando alrededor. Como sea, valieron la pena las tres horas y cacho de espera y soportar a los chamaquitos cretinos que se disfrazan de alternativos (lo que sea que quiera decir eso).