Sin más datos que el 300 era el número mítico de guerreros espartanos y con la única referencia de que estaba basada en un cómic de Frank Miller, creador de Sin City (que no me emociona demasiado), fui a ver 300. Visualmente me pareció muy atractiva, las actuaciones bien, los personajes fabulosos (sobretodo los monstruos que llevaban los persas como armas y Jerjes, o Xerxes, espectacular, aunque estaba tan maquillado que parecía que iba a "salir del clóset" en cualquier momento). Un gran fan del cómic me dijo que la película era muy fiel a los gráficos, por lo cual vale la pena. Está un poco larga pero entretenida. Al final, divierte.
4 comments:
A mi me requeteencantó pero debería llamarse 301 porque Leonidas no se cuenta en el grupo.
Y me faltó la escena en que los espartanos se quitan el pelo en pecho unos a otros.
uy, tengo muchas ganas de verla. pero en imax. sabes, cuadno vi sin city me decepcioné mucho. visualmente, chingona pero no la agarré la onda a la historia...será porque no sé de cómics. pero ya muero por verla y tengo un presentimiento que puedo conincidir en gustos de películas. ¿será?
Es una maravilla a mi me encantó!
Rockstar
No estoy de acuerdo en que es un buen trabajo fílmico. Técnico, tal vez, pero nada fuera de lo común y corriente (cf. el explosivo mundo del gaming: no por nada el cine se está reinventando como una copia cada vez más descarada del videojuego, cuando por décadas fue al revés).
Para mí es un ejercicio de burda propaganda pro-bélica (y carente de toda precisión de historia militar, para el caso) disfrazada de cómic y con la pobre excusa de tener licencia para interpretar sucesos históricos al gusto del tiempo de hoy (y de Frank Miller; pero más de Zach Snyder, una pobrísima imitación de Robert Rodríguez que ya de por sí está en las últimas).
Video "educativo" para Marines (la película es el no. 1 en bases militares estadounidenses, cosa que no soprende a nadie); exaltación del machismo y la falta de honor militar al máximo (no una, sino dos veces se glorifica un acto como matar a un mensajero con bandera de tregua); negación del verdadero poder militar (el cálculo en frío y la negociación, vs. las embestidas animalescas de una doctrina táctica que se superó no siglos, ni años, sino meses después), y sobre todo, interpretar al mundo espartano completamente al revés: una suerte de strippers/linebackers apasionados por sus esposas y devotos de la familia (cosa que en esa ciudad era lo primero que se sacrificaba sin miramientos en aras de cualquier tipo de muerte en combate, entre más veloz, mejor) y en general, una imagen que el gobierno de Bush quisiera poner de ejemplo a todos, como preparándonos para lo inevitable: la confrontación con los herederos del imperio persa, Irán.
En fin, una caricatura torpe, desinformada y sin escrúpulos que pretenece más al mundo del cómic de fantasía que a la desmedida pretensión de ser una adaptación de hechos históricos.
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