Little Miss Sunshine

El amarillo e indescifrable cartel invitaba a verla. Parecía una de esas películas independientes de Sundance que resultan toda una sorpresa. Lo impresionante es que ahora esté nominada como Mejor Película en los premios Oscar, aunque supongo que eso sólo tiene que ver con el mensaje que la Academia acerca de lo que debe ser una familia. La cinta retrata la vida de una familia (los Hoover), disfuncional hasta el grado que Dwayne (Paul Dano), el hijo adolescente, decidió dejar de hablar en protesta a... básicamente todo. El padre (Greg Kinnear) es un patético perdedor que imparte unos ridículos cursos de motivación. La madre (Toni Collete, a quien ya habíamos visto como suicida en About a boy) es un fracaso como ama de casa. El abuelo (Alan Arkin) es adicto a la cocaína. El tío (Steve Carrel) sólo está de visita recuperándose de un suicidio frustrado al ser abandonado por su novio y, last but not least, la hija menor: una tierna gordita (Abigail Breslin) de unos 7 años que sueña con participar en un concurso de belleza infantil llamado, precisamente, Little Miss Sunshine. Siendo tal fracaso de familia todos hacen un pacto tácito de, aunque sea, lograr que la niña llegue al concurso en California (ellos viven en Albuquerque, Nuevo México) sin importar lo que el viaje implique... y vaya que este road trip tendrá su costo. El hecho de que viajen en una vieja y oxidada combi modelo setenta y tantos desclutchada será lo de menos... He de confesar que a pesar de que la historia está muy bien contada y es por demás entretenida (en especial la parte de la crítica a los concursos de belleza infanti), me decepcionó un poco, pues esperaba algo más al estilo Todd Solondz o Paul Thomas Anderson... pero eso tiene que ver sólo conmigo.